Quien no haya visto el partido de anoche y acuda para informarse a la prensa del régimen, pensará que Osasuna fue masacrado a tarjetas rojas, que el árbitro fue más que casero, que el Atletico sólo gana cuando expulsan a jugadores rivales (véase Sevilla) y que Torres es un paquete.
El fútbol es un deporte donde veintidós tíos, once por bando, se valen de sus pies para empujar un balón dentro de una portería. Salvo que se juegue en el Vicente Calderón y el visitante sea Osasuna, que en ese caso es un deporte en el que juegan once contra catorce, se expulsa al entrenador local a las primeras de cambio, se acribilla a amonestaciones a los locales y se le perdona la expulsión al portero visitante porque no hay arrestos a hacerlo, cuando se le acaba de sacar una amarilla para reducir la tensión ambiental.
Hasta el penalti a Torres a Osasuna le estaban saliendo las cosas. Con el árbitro a favor, bien colocados en todos los rechaces, y frente a un equipo al que no le estaba saliendo nada bien. Pero claro, si se te cruzan los cables, cometes dos agresiones, un penalti cuando el rival está en la boca de gol, y después provocas a la grada desplazando el balón (Ricardo, bonito, si no jugaste más aquí es porque había uno mejor que tú...) pues no es esperable irse de rositas. El Osasuna no jugó, no tiró entre los tres palos, fue a dar estopa, y así le fue.
Estaba claro que ayer había en juego algo más que tres puntos. El Atlético debía evitar a toda costa caer, porque si no la sensación sería de "cornudo y apaleado", pese a la buena campaña liguera en cuanto a resultados. El partido tuvo fases de sopor, de indignación, y de desesperación con el penalti de Torres, lo que se soluciona o poniendo a un especialista, o entrenando más a balón parado. Debería haber alguien más que Torres para asumir esa responsabilidad. Y a balón parado, tras un rechace en un córner llegó Ze Castro para fusilar fantasmas, bestias negras, inútiles con silbato y banderín, y matones disfrazados de futbolistas. Ze Castro, el mejor fichaje en relación calidad precio en mucho tiempo. Sin hacer ruido, central sobrio que aún está aprendiendo, ayer nos dejó durmiendo en Champions. Hasta ese momento, sólo un genial Agüero llevó peligro a la portería navarra. Jurado hizo méritos para que el Madrid no le repescara (o para que se lo devolvamos con un lacito), fallando una contra desde el medio campo que nos tenía ya levantados del asiento.
Y de repente la locura, hasta cuatro veces sonó el adios, hijo puta, adios. Preferiría que el equipo hubiera metido las que tuvo antes que las expulsiones, ahora se dirá que los árbitros favorecen al Atlético. No me gustó nada la actitud del Atlético tras las expulsiones: hay que destrozar al rival, hay que abusar de él si se puede, no chulear a base de pases cortos. Quien sabe si la diferencia de goles nos hará falta en un futuro.
En fin, que partido malo, aunque de casta y coraje. Favorcito arbitral a Schuster más que al Atlético (ya me dirán si no que es) y primera vuelta con 35 puntos. Parece increíble pero si no se dan los resultados no estaríamos en Champions al final de jornada con esos puntos. Así de dura está la Liga.
- Rico.
Atlético de Madrid-Osasuna: No es venganza, es justicia.
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1 comentario:
les jodan, todos a una ...
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